Placer y perversión ¿que la separa?
Muchas personas se preguntan qué es lo que separa el placer y la perversión. ¿Qué hacer cuando de pronto tu pareja te pide algo que para ti es del todo inaceptable? ¿Se trata de una perversión? ¿Cómo deberíamos actuar ante tal petición? Lo cierto es que definir la línea que separa ambas cosas no resulta sencillo pero en este artículo vamos a tratar de darte algunas ideas que esperamos que te sirvan de ayuda.
¿Que dice la RAE?
Según la RAE perversión es el acto de pervertir y pervertir, a su vez, es alterar el orden o el estado de las cosas lo que en realidad no nos dice demasiado. ¿Y perverso? Perverso se define a aquella cosa o persona que es sumamente mala o que causa daño intencionadamente. Esto ya parece que nos da una idea más clara de lo que podríamos entender por perversión, ¿verdad?
Muchas personas, que quizás no terminan de encajar muy bien con las nuevas reglas de la neosexualidad, creen que el intercambio de parejas o que los tríos u orgías son perversiones pero esto no es correcto. Se trata de prácticas, puede que no de agrado para todos, en las que quienes participan lo hacen de una manera activa y consentida. No hay daño hacia nadie ni nadie se excita sexualmente con el daño que se le cause a cualquiera de los participantes.
Pero ¿entonces el bondage y el sadomasoquismo podrían ser calificados como perversiones? Si hacemos caso a lo que nos dice la RAE al respecto, sí, se podrían considerar perversiones pero desde Cosas Eróticas trataríamos de ser algo más flexibles ya que, nuevamente, en estas prácticas, todas las personas que participan disfrutan por lo que no se puede ver tampoco como algo malévolo.
¿Qué es perverso entonces? ¿Qué podemos tachar de perversión?
Personalmente creemos que el término perversión está en los extremos. Aquellas personas que disfrutan haciendo daño intencionadamente a otra persona que no puede defenderse o no tiene voluntad para hacerlo es realmente lo que podríamos llamar una persona perversa.
Puede que algunas prácticas sexuales en la actualidad nos resulten desagradables, grotescas, duras o incluso vomitivas pero mientras las personas que las practiquen lo hagan de manera consciente, voluntaria y obtengan placer con ello, el resto tenemos el deber de respetarlo. Esta es la línea que nos parece que separa el placer y la perversión. ¿Estás de acuerdo?
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